Un viernes por la tarde, en el bar de siempre con tus amigos, todo pinta bien. Hay mucha gente, música y bebidas. Siempre se quiere desconectar después de los exámenes. Todo estaba perfecto hasta que la vi. Hoy estaba diferente. No me pasó lo típico de tener mariposas en el estómago ni se me paró el corazón, pero tuve la necesidad de ir a hablar con ella. Después de unas cervezas, me empezó a contar su vida. Parecía surrealista pero éramos iguales y desde luego diferente de lo que me habían contado de ella. Me gustaba, eso estaba claro, pero sabía que ella estaba en una situación delicada y que no podíamos dejarnos llevar. A veces eso es lo que más apetece, dejarse llevar, olvidarse de todo por un momento, pero había motivos por los que no podíamos. Éramos dos jóvenes sin saber que hacer, pero si sabíamos lo que sentíamos. En esos momentos se me pasó de todo por la cabeza y estaba bloqueado. ¿Por qué no iba a poder hacer lo que quería? Estaba decidido, la cogí y me la llevé. Estábamos los dos solos y sobraban las palabras.
Al día siguiente concluimos en que había sido un error. Ella tenía novio y yo estaba entre lo que debía y lo que quería hacer ¿había merecido la pena? desde luego que sí, pero la deje escapar. Ahora la miro diferente, no nos decimos nada pero lo nuestro fue especial y será nuestro secreto.
Dedicado a un gran amigo,
Jaime M
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